sábado, 27 de octubre de 2012

Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)

Nos encontramos con un personaje joven, rico, cosmopolita, precoz broker que, sin prácticamente salir de la limusina en toda la película y mediante las conversaciones que mantiene con un variado y singular grupo de personas, nos revelan su forma de ser y concebir la vida. En él se personifica el abstracto e inabarcable concepto de capitalismo, con todo lo que ello conlleva: sociedad marcada por el consumismo, ascensión social o competitividad, el mundo de las apariencias, sociedad vacua (por ejemplo en el sexo). Todo sujeto a transacciones económicas. Todo es ficticio y nada es real. No obstante, sus actos repercuten en la realidad.


Al no haber leído la novela de DeLillo, no sé sabe hasta qué punto la película consigue plasmar una buena adaptación de las ideas y acontecimientos de la misma. Pero da una fuerte impresión de que en esta película no se ha logrado la hazaña con éxito. Llega a resultar pretenciosa en cuanto a que lo que se quiere transmitir no llega a madurarse, sino que quedan como simples líneas argumentales sin llegar a concretarse. Es un muestrario de personajes e individuos de la sociedad actual. Y lo único que consigue es despertar interés por la novela, debido al interés del planteamiento, pero no se puede considerar una obra redonda. Las grandes superproducciones siempre tienen una factura técnica impecable y algunas consiguen ir más allá y plasmar una poética visual atractiva, cuya estética seduce al espectador, como en este caso aunque en una andadura solitaria cuyo guión no acompaña el alarde visual. Tiene cierta dificultad técnica y narrativa debido al hecho de desarrollarse casi por completo en una limusina. Consigue dar la impresión de que su tamaño es desproporcionado, tal vez debido al uso de un decorado de mayor tamaño que una limusina normal o al empleo de objetivos de gran angular. En resumen, no se le puede reprochar nada desde el punto de vista técnico.


Se sucede un muestrario de actores renombrados cuya actuación consigue hacerte olvidar por momentos el tedio reinante. Pretenciosa. Impresión de que Cronenberg intenta plasmar conceptos muy ambiguos y complejos de una forma que termina por resultar vacua e insustancial. Intenta hacer reflexionar al espectador sobre la sociedad actual sin conseguirlo, puesto que sus reflexiones no llegan a tener una base lo suficientemente sólida como para despertar el interés del público. Cabe preguntarse qué repercusión habría tenido Cosmopolis si no hubiera estado protagonizada por Pattinson, actor cuyo registro solamente se basa en mantener la misma expresión apática durante todo el film, sin llegar a profundizar en su personaje (siguiendo con la estela de sus anteriores largometrajes). O qué repercusión habría tenido si no hubiera sido dirigida por Cronenberg, director polémico, extraño y surrealista en el comienzo de su carrera, que ha optado últimamente por elegir actores en el cenit de su popularidad, garantizándose así la atención de un público que le desconocía. Como hecho anecdótico, podríamos señalar que en el estreno en Sitges, al aparecer en los créditos iniciales el nombre de Robert Pattinson, un grupo de inconscientes hormonadas y desbocadas adolescentes aplaudió efusivamente ante el estupor del resto de la sala.  

© Un invento sin futuro

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