jueves, 29 de noviembre de 2012

Spring Breakers (Harmony Korine, 2012)


¿La película más polémica de Sitges 2012? Cuatro bellas adolescentes intentan encontrar su camino y el sentido de la vida robando, drogándose y yendo de fiesta. En resumen, esto es Spring Breakers, que pretende criticar un sistema y unos valores, de los que precisamente se aprovecha para venderse. Para ello emplea, además, actores conocidos como reclamo para el público adolescente, que suele acudir a este tipo de estrenos de forma multitudinaria. Ahí vemos por ejemplo a Selena Gomez y Vanessa Hudgens (las chicas Disney), queriendo demostrar que ya son mayores: por lo tanto están capacitadas para un tipo de papel más adulto, lo que ellas entienden interpretativamente hablando como el hecho de enseñar carne.

Uno se plantea hasta qué punto Harmony Korine quiere burlarse de todo o de verdad ve las cosas así, puesto que parodia ligeramente este tipo de películas al tiempo que es plenamente partícipe de él. El momento que mejor lo refleja es cierta escena donde vemos al personaje interpretado por James Franco tocando al piano Everytime (Britney Spears), mientras las protagonistas, en bikini (que llevarán puesto toda la película), con máscaras de mono y armas de fuego, componen la escena más bochornosa jamás realizada para el cine.

Visualmente, el film posee estética videoclipera de principio a fin, con una fotografía que en determinados momentos recuerda a los filtros de Instagram (hecho que ya de por sí la hace aún más atrayente para ciertos espectadores). Abusa, además, del uso de luces de neón tanto en la puesta en escena como en el vestuario de las protagonistas. Pero lo peor de la película no es la estética ni  las interpretaciones. Lo imperdonable es la pretensión de un contenido profundo y reflexivo sobre el sentido de la vida, cuando no se trata más que de vacíos onanismos mentales, aderezados con el exceso de monólogos en off insufribles, pedantes y aburridos. Para muestra un botón:

Insufrible por completo si no es por el ambiente gamberro y burlón que reinaba en las butacas cercanas, Spring Breakers fue la Sesión Sorpresa en Sitges 2012 celebrada, como es tradición, en l'Auditori, donde incluso recibió silbidos durante la proyección. Cuando Àngel Sala la calificó como peliculón antes de empezar la Maratón Sorpresa, que tenía lugar a continuación, el comentario fue recibido entre pitos y abucheos, lo que habla del buen criterio del público asistente al Festival.

¿Cómo pudo haber sorprendido a la crítica en la Mostra de Venecia, que la ha realzado como una de las películas del año?

© Un invento sin futuro

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