lunes, 7 de enero de 2013

De óxido y hueso (De rouille et d'os: Jacques Audiard, 2012)

Con su sexta película Jacques Audiard sigue reafirmándose como uno de los mejores directores del panorama francés actual. Su cine siempre funciona. Sus historias, teñidas de ese ambiente neonoir (cómo nos gusta este palabro), sembradas de personajes maltrechos, moldeados por el inmisericorde devenir actual, te atrapan. Aunque quizá no es tan completa como su magnífica película anterior, Un profeta (2009), esta nueva producción cuenta (y merece la pena ya sólo por eso) con las solventes y magnéticas interpretaciones de la pareja protagonista, Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts. De las cualidades interpretativas de la actriz francesa poco se puede decir que no se haya dicho ya. En cambio, para el binomio que conforma este blog, Matthias Schoenaerts supone un auténtico descubrimiento, un actor al que tenemos ganas de seguir y de ver en otros papeles.

De nuevo como en Un profeta, Jacques Audiard sitúa parte de sus personajes dentro del mundo árabe existente en Francia, contraponiendo los suburbios, la clase obrera y los inmigrantes (Ali (Matthias Schoenaerts) y los suyos) con la clase media francesa, de la que es paradigma Stéphanie (Marion Cotillard). Así, De óxido y hueso revela el mundo turbio actual, donde a veces sólo queda hálito para la esperanza, refugio para el alma, en un lugar recóndito y de la forma más inesperada. Como otros films actuales (esto ya parece un mal del cine de nuestra época), y como único punto negativo de una película muy recomendable, De óxido y hueso adolece un poco de lo largo de su metraje, dos horas. Quizá en torno a los 100 minutos hubiera quedado un film mucho más redondo, aunque, repetimos, los personajes y las situaciones que se plantean atraen, convencen e impactan, dejan poso en el espectador.

Desde nuestro punto de vista, y sin pretender desvelar mucho sobre el argumento (para ello ya existen páginas especializadas), es una de las opciones más interesantes de la cartelera actual, constituyendo una buena alternativa a las superproducciones que todos conocemos.

© Acedo

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