viernes, 15 de febrero de 2013

La vida de Pi (Life of Pi: Ang Lee, 2012)


La película narra el periplo de un joven que se enfrenta tanto a los elementos de la naturaleza en estado puro como a sí mismo. El propio Piscine nos cuenta su vida, desde las circunstancias que dieron lugar a su particular nombre hasta que llega a la trama principal de la película, que explica cómo sobrevivió casi un año en una balsa a la deriva en el océano Pacífico, tan sólo con la compañía de un tigre. El film se presenta como una fábula con tintes de realismo mágico donde el "ser humano civilizado", ante grandes adversidades y para poder sobrevivir, debe enfrentarse a su lado más oscuro y primitivo.

Técnica y visualmente, el último film del taiwanés Ang Lee es un disfrute para los sentidos, por lo que recomendamos su visionado en el cine. La mayor parte de la historia transcurre en una balsa perdida en la inmensidad del océano, lo cual pudiera parecer que limita la posibilidades a la hora de jugar con la puesta en escena pero, tanto el director de fotografía, como el montador y el equipo en general, han sabido sacar partido de los aparentes obstáculos, haciendo suya la máxima de menos es más. Aunque es cierto que esto es así gracias en buena parte al trabajo del departamento de postproducción, que enriquece el aspecto visual mediante efectos digitales. Además, La vida de Pi cuenta con un montaje ágil, donde el ritmo no decae en ningún momento, a pesar de transcurrir más de la mitad del metraje, volvemos a recalcar, en la citada balsita. Esto es gracias también a un guión que consigue que la historia te atrape.

Finalizamos esta crítica planteando la siguiente reflexión: ¿cómo es posible que el actor protagonista, Suraj Sharma, quien realiza un impresionante trabajo interpretativo, no haya visto recompensado su trabajo con una nominación al Oscar? ¿Será por la falta de apoyo de los hermanos Weinstein, capaces de obrar milagros (El lado bueno de las cosas)?



SPOILER
En realidad lo más impactante e interesante de la película es cuando al final Pi te revela otra lectura de lo acontecido en su odisea personal y siembra la duda en el espectador, diluyéndose la frontera entre realidad y ficción. Ante esta ambigüedad es el espectador quien debe decidir qué versión prefiere, puesto que la historia ya otorga pistas desde un principio sobre qué pudo acontecer realemente en medio del océano. Pi se crea una realidad paralela que le permita sobrellevar las grandes vicisitudes con las que se tuvo que enfrentar, donde se encara con esa parte de sí mismo más "deshumanizada", instintiva, primitiva, salvaje, personificada en la figura del tigre.

© Un invento sin futuro

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