lunes, 17 de febrero de 2014

Monólogo final de La piel dura (L'argent de poche), François Truffaut

François Truffaut en el set de L'argent de poche, vía @Luisa_Borghesi: cinemamonamour.tumblr.com 
    "Ya sé que todos estáis pensando en Julien Leclou. Habéis visto los periódicos y oído a vuestros padres. Ahora os vais todos de vacaciones. Yo también quiero hablaros de Julien. No sé mucho más que vosotros, pero os daré mi parecer. Por lo que sé, los servicios sociales se harán cargo de Julien. Lo enviarán con una familia. Vaya donde vaya, estará mejor que maltratado por su madre y su abuela que, verdaderamente, lo mataban a golpes. Su madre perderá la postestad, es decir, ya no podrá ocuparse de él. Julien no se sentirá libre de verdad hasta los quince o los dieciséis años. Nuestra primera reacción ante algo tan atroz es compararnos con Julien. Mi propia infancia fue difícil, aunque no tan trágica como la suya. Estaba deseando hacerme adulto porque creía que ellos tenían todos los derechos, que podían llevar la vida que quisieran. Un adulto infeliz puede volver a empezar de cero, pero un niño infeliz no puede. Es infeliz, pero no sabe ponerle nombre a su sufrimiento. En su interior, no puede siquiera cuestionar a sus padres ni a los adultos que le hacen sufrir. Un niño maltratado se siente siempre culpable. Eso es lo abominable. De todas las injusticias de este mundo, maltratar a los niños es lo más repugnante, lo más odioso. El mundo no es justo ni lo será jamás, pero debemos luchar por la justicia. Es necesario, debemos hacerlo. Las cosas cambian y mejoran, pero no lo bastante rápido. Los gobiernos siempre dicen que no cederán ante las amenazas, pero es lo contrario: siempre ceden a la amenaza. Las mejoras sólo se consiguen exigiéndolas. Los adultos lo han comprendido y obtienen en la calle lo que se les niega en los despachos. Os lo digo para demostraros que los adultos, si lo desean de verdad, pueden mejorar su vida, pueden mejorar su suerte. Pero a los niños siempre se les olvida. Ningún partido se ocupa de los niños como Julien o como vosotros. Esto se debe a una cosa: los niños no son electores. Si tuvierais derecho al voto, podríais exigir más guarderías, más asistencia social, más de todo. Y lo obtendríais, porque les interesarían vuestros votos. Por ejemplo, el derecho a venir una hora más tarde en invierno, en lugar de venir todavía a oscuras.  
    También quería deciros que fue debido a los malos recuerdos de mi infancia y a que no me gusta cómo se educa a los niños, por lo que decidí ser profesor. La vida no es fácil y es importante que os hagáis fuertes para afrontarla. Mirad que no digo endureceros, sino haceros fuertes. Debido a una especie de equilibrio, quienes tienen una infancia difícil están mejor preparados para ser adultos que quienes estuvieron protegidos y fueron muy queridos. Es una especie de ley de la compensación. La vida es dura pero bella, por eso nos aferramos a ella. Basta con tener que guardar cama para estar deseando salir a la calle, para darnos cuenta de cuánto amamos la vida. Ahora os vais a ir de vacaciones. Descubriréis sitios nuevos, gente nueva. Cuando volváis, pasaréis al curso siguiente. El próximo año, las clases serán mixtas. El tiempo vuela y un día vosotros también tendréis hijos. Espero que los queráis y que ellos os quieran. Ellos os querrán si vosotros los queréis. Os querrán si vosotros los queréis. Si no, dirigirán su cariño y su ternura a otras personas, a otras cosas. La vida es así: necesitamos querer y que nos quieran. La escuela ha terminado, felices vacaciones".
La piel dura (L'argent de poche: François Truffaut, 1976). 
Guión: François Truffaut y Suzanne Schiffman.  

2 comentarios:

Descubrepelis dijo...

un final estupendo

Unknown dijo...

Sí que lo es, toda una declaración de ideas de Truffaut.